Se la considera una victoria pírrica a esta batalla entre argentinos y la escuadra anglofrancesa por cuanto, los agresores sólo fueron dueños del "suelo que pisaron" y en definitiva nada lograron al romper las cadenas que el General Lucio Mansilla trató de interponerles. La Soberanía Nacional va más allá de esta espectacular muestra de arrojo y heroísmo por parte de los bravos criollos que ondearon el Pabellón con hidalguía. La Soberanía Nacional debe construirse todos los días, entre todos los ciudadanos, desde el "Primero" (el Presidente de la Nación Argentina) hasta el último en el último rincón de la República. Pero si desde las altas cumbres del Poder nos ofrecen un doble discurso "patriotero" y simplificante imputando el origen de los males nacionales a cuanto extranjero rubio o de cualquier color que anduvo dando vueltas por el Río de la Plata, entonces jamás veremos que gran parte de los mismos tienen su génesis en nuestra peculiar idiosincrasia. Por otro lado y, formando parte de ese doble discurso de mentas, la Soberanía se construye con Instituciones fuertes que estén al servicio de su Pueblo y lamentablemente desde hace largos años, se viene observando el desmantelamiento de una de esas Instituciones, las Fuerzas Armadas, pilar fundamental para preservar ese atributo del Estado que se evoca... Que esta política que nos aleja de ese noble concepto de Nación esgrimido por Ernest Renan concluya prontamente. Viva la Patria.
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