Fue un 13 de Diciembre de 1907, cuando en el entonces pueblo de Comodoro Rivadavia se descubrió petróleo en la Argentina, mientras se buscaba agua. Se necesitaron máquinas perforadoras que lograran llegar a más de 500 metros de profundidad. Llegó el mensaje a Buenos Aires que decía: "Se cree haber dado con una napa de kerosene", tal como se lo llamaba habitualmente. Había comenzado una nueva época. Transcurrida la Primera Guerra Mundial se dispondría de mayor cantidad de insumos y fletes y adecuados para el desarrollo de la industria petrolera. Por otro lado, la masificación del automóvil de combustión interna haría elevar exponencialmente la demanda del petróleo y sus derivados.
A partir de ese momento se plantearían dos grandes problemas, los cuales no serían estrictamente de Argentina: de quién sería ese eventual líquido negro y quién llevaría a cabo a la explotación del mismo. Durante la presidencia de Yrigoyen se creó YPF quedando resuelto el interrogante. Otros países, como México, pasarían por procesos traumáticos para recuperar este bien de monumental importancia estratégica, a causa de los intereses foráneos en manos de poderosas empresas estadounidenses y británicas.
En nuestro país, gracias a la labor infatigable del General Enrique Mosconi la industria del oro negro vio un auge sin precedentes. Con el correr del tiempo, gobiernos civiles y militares administraron el petróleo argentino con resultados diversos. Hogaño, YPF es una empresa denominada Repsol – YPF, pues la original creada en 1922, fue vendida sin más por Carlos Menem con el agravante de las amplias potestades que se le otorgó a los españoles que no invirtieron en nuevos yacimientos y se limitaron a explotar a los heredados de la estatal. Estas políticas erróneas han llevado al desabastecimiento actual.